El Centro Histórico

El Centro Histórico cuenta con numerosas opciones para salir a divertirse una vez que el sol se ha ocultado. Tradicionalmente, los sitios que mas se visitan en esta zona, son las Cantinas, Pulquerías y Salones de baile.
Cantinas y Bares
Bar Alfonso
Local modernizado con buena atención y botanas del día. Motolinía No. 18 Centro
El Nivel
A un paso del Zócalo, dominando la escena desde hace más de 40 años. Moneda No.2
La Casa de las Sirenas
Con la magnífica vista de la Catedral y el Palacio Nacional, y una extensa variedad de tequilas. Guatemala 32. Zócalo
La Llorona
Mesones 87 esq. 5 de febrero. Centro
Bar Mata
Situado en altos al que se accede por un ascensor antiguo al local con instalaciones contemporáneas. Posee una terraza con buena vista. Agrupa clientela joven y está ambientada por música moderna. Durante el día funciona como restaurante. Nueva Cocina Mexicana. Filomeno Mata No. 11, 3er. piso, Centro
El Bar de Sanborn's
Dentro de la cadena de restaurantes del mismo nombre. El situado en la espléndida Casa de los Azulejos fue renovado con un ambiente porfiriano. Lugar ascéptico con botanas simples y comunes. Madero No. 4, Centro.
La Ópera
Con su decoración inalterada fin de siglo, esta antigua cantina proporciona cocteles, botanas (entremeses) y comidas completas. La barra es animada y concurrida, especialmente por la cercanía al Palacio de Bellas Artes. Calle 5 de Mayo No.10, Alameda
Mancera
Cantina al estilo español de ambiente tranquilo y discreto. Cuenta con una barra y decoración original de los años veinte. Se sirven botanas y comidas completas. Venustiano Carranza No.49, Centro
La Nueva Luz
Ofrece bebidas nacionales y extranjeras con botanas de gran tradición. Gante No. 1 esquina Madero, Centro
Salón Victoria
Típica cantina del Centro con gran tradición y variedad de platillos. López No. 43.
Tenampa
Tradicional cantina en la cuna de los Mariachis. Plaza Garibaldi
Pulquerías
Sitos únicos por estar dedicados al fermentado de agave llamado pulque, casi en extinción.
La Hortensia
Amargura 4, Plaza Garibaldi, Centro
La Antigua Roma
Allende esq. República de Perú, Centro
Salones de Baile
Para practicar danzón, sones, cumbia, swing, rock & roll, merengue y nuevos ritmos del Caribe
Bar León
Uno de los lugares más antiguos que subsisten para bailar con música en vivo. El local es reducido pero los grupos de ritmos afroantillanos lo compensan. Brasil No.5, Centro
Salón México
Retomando el legendario nombre dentro de un ambiente noventas los nostálgicos podrán bailar con las danzoneras y orquestas de la ciudad e invitados extranjeros. Pensador Mexicano y San Juan de Dios.
El Centro Histórico ofrece incontables alternativas para descubrir y disfrutar las maravillas que se resguardan en todas y cada una de sus calles y rincones. La forma más fácil para recorrerlo es, sin duda, a pie y siguiendo rutas pre-establecidas, como las que a continuación se enumeran:
Primer recorrido: Zona del poniente de la Alameda, la Plaza de la Solidaridad, se puede visitar el Museo de Arte Popular, El Laboratorio de Arte Alameda, el Mural Diego Rivera, y el Centro Cultural José Martí.
Segundo recorrido: En torno a la Plaza de la Ciudadela, el Centro de la Imagen y la biblioteca José Vasconcelos, de ahí se podrá visitar el Mercado de Artesanías, la Plaza del Danzón, la Plaza Carlos Pacheco, la Academia Mexicana de la Historia, el Mercado de San Juan y el Palacio de la Flores, el Museo de la Policía y el Museo Telefónico, de la calle de Victoria, y se puede pasar a la Cafetería El Cuadrilátero o a la Cantina El Negresco.
Tercer recorrido: La Plaza del Capitán Maltica, Centro Escolar Revolución, Iglesia del Belén de los Mercenarios, a la Escuela Libre de derecho, la oficina central del Registro Civil, la iglesita y la fuente de Salto del Agua y el Mercado de Arcos de Belén.
Cuarto recorrido: La universidad del Claustro de Sor Juana y la casa vecina de la calle de Mesones, se puede visitar la propia universidad, el Museo de la Indumentaria Luis Marqués Romay, la iglesia del Antiguo Convento de Regina, el Hospicio de Concepción Verastegui, la Escuela de las Vizcaínas, la plaza y el espacio hegénico de las Vizcaínas, las galerías de arte y fotografía, hostales, hosterías, cantinas tradicionales y modernas que caracterizan esa zona. Caminando un poco más se puede llegar a la Plaza de San Miguel Arcángel y visitar el templo de San Miguel y el Hospital de Jesús.
Quinto recorrido: El Empedradillo, se puede visitar la Plaza de la Constitución, el Edificio de Gobierno de la Ciudad de México y su famoso Salón de Cabildos, así como la biblioteca Antonio Gamoneda, la Plaza de la Fundación de Tenochtitlán, el edificio de la Suprema Corte de Justicia, el Palacio Nacional, la Antigua Plaza del Seminario, la Plaza Manuel Gamio, el Museo del Templo Mayor, la Cantina El Nivel, el Ex Teresa, la Catedral Metropolitana y el Sagrario, el Museo de la Cocina Mexicana de la Fundación Herdez, el Centro Cultural de España, la Galería de Arte de la Secretaría de Hacienda, el Nacional Monte de Piedad y otras galerías, librerías y centros culturales, como Donceles 66, que funcionan en esta zona.
Sexto recorrido: Se concentra en la Plaza de Santo Domingo y sus alrededores, la Plaza de la Corregidora —cuyo nombre oficial es 23 de Mayo—, y desde ahí se puede visitar el Portal de los Evangelistas, el edificio de la antigua aduana, hoy parte de la SEP, el Antiguo Convento de la Encarnación, también parte de la SEP, el Antiguo Convento de la Enseñanza, el Antiguo Palacio de la Inquisición —hoy Museo de la escuela de Medicina—, el Templo de Santo Domingo y su espléndido coro, la Capilla de la Expiración, la casa de Leona Vicario —hoy dirección de literatura del INBA—, la hostería de Santo Domingo y la cantina Madrid.
Séptimo recorrido: Puede hacerse partiendo la Plaza de la Conchita y permite visitar el templo de San Lorenzo y secciones del Antiguo Convento y la capillita de la Concepción, desde ahí tomando por el callejón del 57 se llega fácilmente al Museo Nacional de Arte de la calle de Tacuba, al Palacio de Minería, al Palacio de Correos, pero si se prefiere cruzar el Eje Central, se accederá al teatro Banquita, y al Centro con Arte, que es el Antiguo Salón México.
Octavo recorrido: Corresponde a la zona norte de la Alameda, La Plaza de la Santa Veracruz, el Museo Franz Mayer, el Museo de la Estampa y los Templos Gemelos de San Juan de Dios y de la Santa Veracruz, desde ahí es muy agradable caminar hasta el Palacio de Bellas Artes y visitar las exposiciones temporales que organiza el museo.
Asistir al Palacio de Bellas Artes, nos permite remontarnos a los días en que este lugar hacía eco de las oraciones de las monjas del convento de Santa Isabel que el siglo XIX desterró para cumplir con la misión mundana de habitar y fabricar ropajes. Pero ello no bastó, pues la vida burguesa beneficiada con la Paz porfiriana necesitó de nuevos espacios para el entretenimiento. Es por ello que se proyecta un nuevo Teatro Nacional, que situado al frente de la Alameda, daría esplendor moderno a esa Ciudad de los Palacios. El ímpetu revolucionario retomó aquel proyecto para acondicionarlo a los nuevos tiempos, inaugurándose con geométrico interior el año de 1934. Al convertirse en la Sede del Instituto Nacional de Bellas Artes, amplía y retoma sus funciones originales como centro cultural y social de gran importancia.
El 1 de octubre de 1904 el arquitecto italiano Adamo Boari comenzó la construcción del Teatro Nacional, que se convertiría en el Palacio de Bellas Artes. La obra se debería haber terminado en cuatro años, pero se demoró por varias causas, entre ellas hundimientos, pues el edificio tiene una estructura de acero, con muros de concreto y recubrimientos de mármol que lo hacen tener un gran peso. Otra causa fue el estallido de la guerra armada de la Revolución Mexicana en 1910.
Boari dejó México en 1916. A lo largo de los siguientes tres lustros se efectuaron algunos trabajos de poca importancia, hasta que se reinician las obras en 1932, bajo la dirección del arquitecto mexicano Federico Mariscal, antiguo discípulo de Boari y quien concluyó totalmente el Palacio en marzo de 1934, inaugurándose el 29 de septiembre de ese año.
El Palacio de Bellas Artes conforma una joya cultural de México no sólo por su proyecto arquitectónico, sino por todos los elementos de invaluable valor artístico que lo conforman, tales como: los grupos escultóricos dedicados a las artes y a la cultura mexicana en sus superficies exteriores; o en su interior por el vitral dedicado a Apolo y las 7 musas, la cortina de cristal de 22 toneladas que se levanta suavemente en cada función y los murales que resguarda, testimonio artístico del talento y el pensamiento de Rivera, Orozco, Siqueiros, Tamayo, González Camarena, Montenegro y Rodríguez Lozano. Estos son sólo algunos de estos elementos.
En la actualidad, este recinto es objeto de un mantenimiento permanente para conservarlo en óptimas condiciones, siempre con fidelidad a sus formas y calidad originales.